Sombras que construyen memoria en una Medellín resiliente
Realizado por: Luisa Arenas, Ana María Castañeda, Mateo Laverde, Daniela Ochoa
Deambular por la vida y en especial por las distintas calles de la ciudad es una construcción innumerable de anécdotas, sucesos y recuerdos. Por ello, la penumbra de la memoria, llena cada uno de los barrios del municipio de Medellín, contemplando los sonidos, los pensamientos y las emociones que se descargan en diversas situaciones que erizan a cada persona. Asimismo, las edificaciones y los espacios colectivos que los habitantes han compartido a lo largo de la historia convergen con estas emociones a pesar de las adversidades que se han encargado de plantearles. Todas estas quimeras que vagan por los rincones de los pensamientos de cada ciudadano, construyen la memoria de una ciudad que ha resistido las detonaciones de violencia, pero también, las explosiones de resiliencia que caracterizan a este territorio.
Foto: Medellín como vamos
Según cifras del Observatorio del Centro Nacional de Memoria Histórica y la Unidad para Atención y la Reparación Integral de Víctimas (UARIV), entre 1980 y 2014 la capital antioqueña registró 132.529 víctimas del conflicto armado, 19.832 casos de asesinatos selectivos y 921 masacres que dejaron 1.175 víctimas.
De esta manera, carros bomba y artefactos explosivos ubicados en sectores de la ciudad durante la década del 90’, son un ejemplo de cómo las personas empezaron a ser víctimas de una guerra en la que no pidieron participar, pero que lastimosamente vivían en el territorio en que se disputaba. Por ese motivo, comenzaron a propiciar espacios orientados hacia la construcción de la memoria y la reflexión para no volver a repetir esa historia.
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Según la investigación ‘Después de la guerra: otra Medellín’ realizada en 2016 por Camilo Tamayo y Daniela Navarro, politólogo y comunicadora, respectivamente, se logró identificar que “las particulares acciones de ciudadanías comunicativas que se han podido identificar en los últimos quince años, que buscan resignificar los espacios públicos de la ciudad de Medellín en clave de conflicto y posconflicto, son los murales participativos, las esculturas, los altares en espacios públicos y los plantones colectivos”.
Igualmente, la Alcaldía de Medellín ha comenzado a desarrollar proyectos que promuevan estos espacios, los cuales no solo construyen memoria a partir de iniciativas que proponen las personas, sino también a partir de estrategias lideradas por profesionales en el tema. Además, “Si queremos construir un país diferente y un país que viva unas dinámicas distintas tenemos que recordar”, afirmó Sara García, líder en la construcción y circulación de contenidos en el Museo Casa de la Memoria.
Por lo anterior, Daniel Lozano quien trabaja como mediador en este Museo, nos contó que obtener una memoria más positiva se alcanza conociendo el ‘qué pasó y qué está pasando con Medellín’, debido a que “desde ahí se puede tener un sentido de pertenencia ni el berraco y amar la historia de Medellín, esto por medio de un proceso como la educación que por medio de sus diferentes variables, hace que esta ciudad sea emprendedora”. Es por esto, que los habitantes del municipio reclamaban al Estado un espacio de reconocimiento en los cuales, puedan manifestar esos recuerdos desde perspectivas más amigables, donde puedan reunirse diversos colectivos para recordar a Medellín desde su resiliencia.
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Por otro lado, “Creo que estamos encartados con la memoria histórica de Pablo Escobar, nunca hemos sabido cómo abordar ese tema, además las víctimas nunca han hablado, las víctimas del cartel de Medellín son invisibilizadas y silenciadas y creo que es hora de darles voz, ponerles un micrófono” manifestó Mauricio Builes, periodista y docente de la Universidad Eafit, quien junto a sus estudiantes desarrolló “El lado B del narcotráfico”, una historia de memoria desde el punto de vista de las víctimas.
Por lo tanto, es importante darle más visualización a estas personas y por supuesto a los proyectos que visibilizan este tipo de problemáticas, que por medio de estos se puede obtener una mejor construcción de memorias. Esto se ratifica en el artículo “La construcción social de la memoria en el espacio” realizado en el 2015, donde se expresa que “La forma en que la memoria se objetiva y graba en el espacio público es, en primer lugar, a través de la construcción de museos, estatuas, monumentos, placas, nombres de calles; y en segundo, mediante prácticas conmemorativas de diferente índole”.
Por eso, la construcción del Museo Casa de la Memoria en el año 2006 ha proporcionado lugares de conmemoración y de encuentros donde, por medio de actividades y tours de historia, permiten conocer los hechos y recuperar la memoria que tanto necesita el territorio.
“El museo construye mediante la pedagogía de contar la historia e influenciar en las personas que habitan allí. También resalta los testimonios vivos de las víctimas como también, la de algunos victimarios, allí caben las dos partes de la historia” expresó Daniel Lozano ante la labor que está realizando este lugar.
Por estas razones es importante que tanto los habitantes como los entes gubernamentales, trabajen mancomunadamente por estos temas, pues logran tener una influencia positiva en los jóvenes, debido a que serán los próximos que construirán las anécdotas y recuerdos de esta ciudad.
No obstante, Daniel Lozano manifestó que Medellín le estaba apostando mucho a la memoria, pero que en estos momentos, están más enfocados en una pedagogía con los jóvenes debido a que “ya le quieren apostar más a una vocación, a una construcción social con los niños de las comunas más vulnerables y llevar educación a las comunas en las que aún es escasa su presencia”.
Por otra parte, Sara García resalta las labores que distintas comunidades han emprendido para reconocer la memoria, pues lo hacen desde una visibilización de lo que ha sucedido para que estos mismos tomen conciencia y no se vuelva a repetir. También, rescata la acciones que ha realizado el Museo Casa de la Memoria puesto que “desde allí hemos tenido diferentes experiencias investigativas, más de diez exposiciones temporales, construcción participativa de la memoria con comunidades y la recolección de distintas voces”.
Por lo tanto, entendemos que una construcción de memoria implica una educación pedagógica y cultural que ayude a rememorar la historia desde perspectivas colectivas y sin olvidar las raíces, porque aunque estas sean dolorosas, permiten la invención de nuevas sociedades.
“Las mejores sociedades que puede tener el mundo son esas que se han remitido a sus memorias históricas, a su pasado y en base en ellas se han construido de nuevo. Medellín no quiere repetir una historia, quiere reescribirla pero sin borrar su pasado porque fue esencial e importante, porque ama el pasado que tuvo y porque le ayudó a construir una mejor ciudad que está entre las diez mejores del mundo” declaró Daniel Lozano al referirse en que la memoria logra construir nuevas sociedades.
De esta forma, la construcción de memoria en un territorio que ha sido golpeado por distintos frentes de violencia, ha significado un gran crecimiento tanto de sus habitantes como de la misma ciudad, pues por medio de los proyectos, museos, murales, esculturas, entre otros. Asimismo, se logra evidenciar la influencia de la educación respecto a estos temas, pues desde allí, también es provechoso los espacios colectivos en el que las memorias de las distintas generaciones se unen en beneficio de una nueva sociedad, donde sus recuerdos manifiestan cada pedazo de historia y ayuda a honrar esos rincones de cada uno de los barrios donde se detonaron los inicios de una Medellín resiliente.
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